Erradicar la pobreza extrema y el hambre es el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio; en sintonía, el lema de la campaña de Manos Unidas para el año 2009 fue “Combatir el hambre, proyecto de todos”
Según los indicadores de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 1990, el hambre en el mundo iba disminuyendo. Entre los años 2000- 2003, se estimaba que las personas que pasaban hambre eran 848 millones. En el año 2006, según la FAO, los hambrientos eran 854 millones. En el año 2008, saltan todas las alertas porque las personas que pasan hambre han aumentado a 923 millones, de los cuales, 907 millones habitan en países en desarrollo. Además, 58 millones de mujeres darán a luz este año sin asistencia médica; 56 millones de niños y niñas de África y Asia ni siquiera han recibido educación primaria; 2.700 millones de seres humanos viven en la miseria absoluta, sin renta fija, sin trabajo, sin alimentos suficientes, sin alojamiento adecuado; más de 160 millones de personas sobreviven al día con menos de medio dólar… Algo se está haciendo mal, muy mal. ¿Qué está pasando para que, en un mundo cada vez más rico y con cosechas más abundantes, haya aumentado el número de personas que pasan hambre? ¿Qué puede pasar si no ponemos soluciones?