El agua es un elemento fundamental para el ser humano. Y en África puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso, está presente en gran parte de nuestros proyectos y en todos los sectores de actuación: agrícola, educativo, sanitario, de promoción social y de promoción de la mujer.
Mabel Ibáñez, coordinadora del departamento de proyectos de Manos Unidas en África.
Con su trabajo en África, Manos Unidas pone su granito de arena para paliar los efectos del cambio climático, pero nadie tiene capacidad para predecir y evitar sequías tan brutales como las de los últimos años. Lo que sí que podemos hacer es prevenir sus efectos y, sobre todo, trabajar para evitar que en el mundo la falta de agua sea sinónimo de muerte para millones de personas.
En el Tigray y Afar, en Etiopía, Manos Unidas lleva años trabajando para proporcionar a la población el agua que les da la vida: agua para beber, agua para el ganado, agua para el cultivo. Agua que proporciona ingresos, educación, sanidad... Agua que contribuye a cambiar las condiciones de vida de las mujeres y los niños.
En la ribera del Río Senegal, el desierto es el absoluto protagonista de un territorio en el que solo el 0,5% del suelo es apto para el cultivo. En este contexto, Manos Unidas financia desde el año 2000 proyectos agrarios para garantizar la seguridad alimentaria de un gran número de mujeres y de sus familias, lo que las convierte en actor clave en el desarrollo de una economía autosuficiente. Conoce estos proyectos.
La falta de agua limpia en el pueblo de Lwangu implica, por un lado, un gran número de enfermedades derivadas del consumo de agua contaminada y, por otro, que mujeres y niños tengan que recorrer unos 4 kilómetros para traer bidones con agua desde un manantial insalubre. La solución a este problema ha sido la instalación de una traída de agua por gravedad desde un manantial debidamente protegido. Conoce el proyecto.