Noticias Manos Unidas - Una nueva cumbre, un nuevo gasto
NOTICIAS 2 de abril de 2009
Una nueva cumbre, un nuevo gasto: ¡otros 20 millones de euros!
La presencia de altos mandatarios en Londres vuelve a concentrar, esta vez en la ciudad de Támesis, la atención de todos en la búsqueda de soluciones a la crisis financiera y económica. La preocupación por resolver los agujeros financieros nacionales puede cerrar, aún más, la entrada de los graves problemas de los países pobres en la agenda de los ricos, aunque éstos estén en bancarrota.
Se estima que organizar esta cumbre costará 20 millones de euros. Ocho se invertirán en mantener a raya a los manifestantes antiglobalización y preservar la seguridad de los mandatarios.
El G20 es el grupo de las naciones económicamente más desarrolladas a quienes se unen algunos países emergentes como China, India y Brasil. Después de décadas, alimentados por el optimismo desarrollista y la euforia de la globalización económica, todos los países se encuentran hoy atenazados por una crisis global. El informe “Mejorando la regulación y reforzando la transparencia” que han preparado para la Cumbre el subgobernador del Banco Central de India y el ministro de Finanzas de Canadá, no aporta la solución a toda la crisis, pero el título recoge los objetivos que hay que perseguir en el ámbito económico y financiero.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países más ricos presentes en el G20, informa que la ayuda internacional al desarrollo alcanzó el año pasado los niveles más altos de su historia. Bienvenido sea que Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Japón, Canadá e incluso España hayan incrementado su AOD.
Este informe, conocido unos días antes de la Cumbre del G20, no puede despistarnos. Por mucho que hayan podido mejorar las cantidades aportadas, dar más dinero no es la solución. Ni el incremento de la ayuda ni esta crisis han roto el equilibrio de la desigualdad al que tienden las prácticas de un sistema que ha decidido operar al margen de la razón y la ética.
Estos mismos países, cuya ayuda al desarrollo representa una media de 0'3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), gastarán una cantidad que puede sobrepasar los 10 billones de dólares para sanear sus sistemas financieros corrompidos por la codicia de unos, y la gestión irresponsable y las retribuciones inmorales de otros.
Los compromisos asumidos por toda la comunidad internacional en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en el año 2000, sobre todo por los países donantes, de “fomentar una asociación mundial para el desarrollo”, pueden verse frenados por la falta de voluntad política y el proteccionismo nacional y económico. Los países en desarrollo son los que más sufren el impacto de esta crisis. Los intereses y las necesidades de éstos tienen que constar claramente en la agenda del G20; de otro modo, seguiremos buscando artificios para mantener el injusto e inmoral equilibrio de la desigualdad.
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