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NOTICIAS 20 de diciembre de 2011
Tormenta tropical en Filipinas
¿Por qué tantas víctimas?
Según diferentes organizaciones, en los últimos 20 años, el 90 por ciento de las víctimas mortales de los desastres naturales vivían en países en desarrollo.
El pasado fin de semana, la naturaleza volvió a mostrarse con toda su fuerza en el norte de la isla de Mindanao, en Filipinas, donde la tormenta tropical Washi dejó a su paso un rastro de muerte y destrucción. Se habla ya de casi un millar de muertos y de cientos de miles de damnificados. Las inundaciones y corrimientos de tierras producidos por las lluvias torrenciales, han sido, una vez más, las causantes de de esta nueva tragedia. Y los más pobres y vulnerables las víctimas más fáciles.
Y de nuevo se habla de un desastre natural, como si la naturaleza fuera la culpable única de esa catástrofe. La tormenta tropical Washi no es un desastre natural sino un fenómeno de la naturaleza cuyas consecuencias desastrosas tienen que ver, principalmente, con la acción del hombre. La proliferación de barrios marginales, construidos en las laderas de las montañas y en los cauces y riberas de los ríos, aumenta sobremanera la posibilidad de que un fenómeno de la naturaleza termine en tragedia. Como ha sucedido en Mindanao. La isla no está considerada zona de riesgo (las tormentas y tifones suelen azotar más a la isla de Luzón, al norte del país), pero no puede considerarse exenta de peligro. Prueba de ello, es lo sucedido estos días.
Las acciones de mitigación de posibles desastres son fundamentales para evitar las emergencias y, sobre todo, la pérdida de vidas humanas. Manos Unidas, como organización de desarrollo, trabaja con proyectos que se anticipan a la tragedia y contribuyen a reducir esas vulnerabilidades que convierten en desastres los fenómenos naturales.
Ejemplo de este tipo de actuaciones es el proyecto llevado a cabo en Zamboanga City, cuidad situada en la Isla de Mindanao, cercana a la zona arrasada el fin de semana. Un ambicioso proyecto, cofinanciado con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que ha dotado a 306 familias (1.836 personas) de doce poblados chabolistas, de viviendas adecuadas en asentamientos humanos sostenibles, fortaleciendo así su organización comunitaria. Los beneficiarios, inmigrantes que buscan en el floreciente Mindanao un futuro más esperanzador, han sido los encargados de construir sus propias viviendas y tienen un plazo de 20 años para devolver el valor total del terreno y de los materiales de construcción que ha recibido. Esos fondos se utilizan para proporcionar a la comunidad otros servicios y para poner en marcha programas de generación de ingresos. Las viviendas se han construido en lugares seguros, con lo que, probablemente, se conseguiría evitar el impacto de un fenómeno natural sobre ellas.
Hasta el momento, Manos Unidas no ha recibido ninguna petición de ayuda de emergencia, a pesar de que son varios los proyectos apoyados en la zona.
Algunas imágenes del proyecto
© Manos Unidas 2004
