Colombia, muerte e impunidad en el Chocó

Tristemente son ya muchas las veces que en Manos Unidas nos hemos referido al conflicto que afecta al Chocó, una de las regiones más ricas de Colombia que, paradójicamente y debido a esa larga lucha, es también el lugar que alberga los mayores índices de pobreza de todo el país.

Tristemente son ya muchas las veces que en Manos Unidas nos hemos referido al conflicto que afecta al Chocó, una de las regiones más ricas de Colombia que, paradójicamente y debido a esa larga lucha, es también el lugar que alberga los mayores índices de pobreza de todo el país.

En esta ocasión, queremos hacernos eco del manifiesto (adjunto) publicado el 8 de marzo por la Diócesis de Quibdó (capital del Chocó) en el que se denuncia el recrudecimiento de “la violencia, la muerte, las injusticias y la impunidad contra los hijos de Dios en esta parte del territorio del Pacífico colombiano”.

 “Es preocupante y doloroso el incremento de asesinatos selectivos e indiscriminados, amenazas, bloqueos, confinamientos y ataques contra la población civil en los campos y centros urbanos, muy a pesar del fortalecimiento de la fuerza pública y de los discursos oficiales que niegan y ocultan la intensificación sistemática de la violencia política y social contra las comunidades”, señala la misiva que, tras describir las múltiples causas y consecuencias de esta conflicto, termina exigiendo a las autoridades el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales creadas para defender la vida, la dignidad, las culturas, la honra y los bienes de la población civil, especialmente de los más vulnerados y marginados de la sociedad (…)”.

Chocó, cuando la riqueza es sinónimo de conflicto y miseria

Recientemente una carta de la hermana Aurora Bailón, Coordinadora del Programa de “Desarrollo Integral para el Medio Atrato”, que apoya desde hace tiempo Manos Unidas, volvía a llamar nuestra atención sobre un conflicto que parece lejos de ir a encontrar solución. “Continúa la violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario en el Chocó y las muertes violentas en la ciudad de Quibdó. El orden público se ha deteriorado y la gente tiene miedo porque, a pesar de que las instituciones dicen brindar seguridad, nadie tiene confianza en ellas. Todo ello contribuye a un mayor empobrecimiento de la población y a que la crisis humanitaria sea cada vez más grave”.

Según el informe sobre Calidad de Vida en Colombia, el departamento del Chocó posee el más bajo indicador sobre Calidad de Vida en el país, 58 puntos frente a los 77 puntos de media nacional. De los 1.098 municipios de Colombia, ordenados por grados de incidencia de pobreza, once se localizan en el Chocó. Por ejemplo, en materia de mortalidad materna e infantil, las cifras son solo comparables a las de Haití y se acercan las de países como Somalia, Etiopía y Kenia.  Estos indicadores causan alarma cuando se comparan incluso con los de departamentos vecinos: mientras en Antioquia por cada 100.000 nacidos fallecen 68 madres, en el Chocó el número de muertes es de 429, seis veces más. Las estadísticas de salud, nos demuestran la situación de un pueblo que sufre no sólo los rigores de la guerra sino también la desidia, el despilfarro y el abandono del Estado.  En el Chocó de cada 1.000 niños nacidos vivos, mueren 98,25 hombres y 80,01 mujeres,  mientras en el resto del país mueren 27,53 hombres  y 20,42 mujeres.

“Es difícil mantener la esperanza, asegura la religiosa zaragozana afincada en Colombia desde hace tres décadas,  cuando la muerte acecha por todos los lados, sin embargo seguimos aferrándonos al Dios de la Vida porque sabemos que al final la Vida triunfa sobre la muerte y nuestro compromiso es seguir buscando caminos de vida y libertad”.

El Departamento de Chocó se encuentra ubicado en su totalidad en la región pacífica colombiana, aunque parte de sus costas están bañadas por el Mar Caribe lo que hace de esta departamento un corredor estratégico para el tráfico de drogas y armas, además de facilitar la proliferación de bandas criminales y frentes guerrilleros, que se enfrentan, además, a grupos empresariales por el control de las grandes riquezas naturales dela zona. Los conflictos crecen a la par de los desplazamientos forzados y la a corrupción.

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