Monseñor Pedro Casaldáliga ha tenido que abandonar su residencia habitual en San Félix de Araguaia (Brasil) por motivos de seguridad, tras las amenanzas recibidas en los últimos días por su apoyo a los indígenas Xavante en su lucha por la tierra. Manos Unidas quiere mostrar su apoyo y solidaridad a Monseñor Casaldáliga y sumarse a las voces que piden el fin de la violencia contra los indígenas brasileños.
Monseñor Pedro Casaldàliga ha tenido que abandonar su residencia habitual en San Félix de Araguaia (Brasil) por motivos de seguridad, tras las amenanzas recibidas en los últimos días por su apoyo a los indígenas Xavante en su lucha por la tierra. Manos Unidas quiere mostrar su apoyo y solidaridad a Monseñor Casaldáliga y se suma a las voces que piden el fin de la violencia contra los indígenas brasileños.
Según el CIMI, socio local de Manos Unidas en Brasil, el incremento de las intimidaciones puede deberse a la proximidad de la fecha en la que, según fuentes judiciales, un tribunal dará su veredicto a favor de los indios Xavante en un caso por la propiedad de un terreno cerca de São Félix do Araguaia. Esto, ha hecho que el obispo de 84 años sea señalado por los invasores de las tierras como uno de los principales artífices de esta sentencia.
El CIMI y otras organizaciones indígenas han expresado su “pleno apoyo” al obispo, que “desde que puso pie en la tierra de Araguaia trabaja en defensa de los intereses de los pobres, de los pueblos indígenas y de los obreros”.
Monseñor Casaldáliga nació en España hace 84 años y llegó a la Amazonia brasileña en 1968, después de pasar siete años como misionero en Guinea Ecuatorial. Los indígenas Xavante siempre han contado con su apoyo y su solidaridad.