Manos Unidas detiene este mes de octubre su foco en Sierra Leona, uno de los países más afectados por la actual crisis del ébola, que deja tras de sí muerte, dolor y un sin fin de dramas personales. Nuestras aportaciones de emergencia se suman al trabajo de nuestros socios locales para frenar el avance del virus que entró en el país en marzo.
Manos Unidas detiene este mes de octubre su foco en Sierra Leona, uno de los países más afectado por la crisis del ébola; enfermedad que, además de muerte y dolor, deja tras de sí un sin fin de dramas personales. Allí, con nuestras aportaciones de emergencia, sumamos esfuerzos a los de nuestros socios locales con el objetivo de frenar el avance de un virus que entró en el país el pasado mes de mayo.
El pasado 27 de octubre en Manos Unidas aprobamos un nuevo proyecto de emergencia que hemos enviado a Sierra Leona. Con esta última iniciativa son ya casi 300.000 euros, repartidos en nueve proyectos, para hacer frente a un virus que, según las cifras más recientes publicadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud), se ha cobrado ya la vida de 4.922 personas y contagiado a otras 10.141, la mayoría en países de África Occidental.
Desde el pasado mes de agosto, Manos Unidas ha aprobado nueve proyectos de emergencia, por importe de 294.000 euros, destinados, principalmente, a labores de sensibilización de la población a cerca del virus (formas de contagio, prevención y posibilidades de control) y a talleres y cursos de capacitación del personal sanitario y voluntario para hacer frente a la enfermedad tanto en sus lugares de trabajo como en las comunidades que visitan.
En Sierra Leona, donde el número de infectados, cerca de 4.000, no deja de crecer, las autoridades, en un gesto que casi parece admitir la derrota frente a la enfermedad, han concedido ya permisos paraque se cuide a los infectados por el virus en casa. Los hospitales no dan a basto y el personal sanitario, muy mermado por la enfermedad, no es suficiente para atender a todos los casos, que aumentan cada día.
La OMS indica que durante esta epidemia ya se han contagiado 450 trabajadores sanitarios (228 en Liberia, 127 en Sierra Leona, 80 en Guinea, tres en Estados Unidos y uno en España) y que de ellos, más de la mitad (244 personas) fallecieron por la infección.
"La muerte de Manuel fue un golpe muy duro para todos. Nos hizo, al menos a mi, tambalear en la fe porque rezamos tanto por su salud… Fue entonces que decidimos cerrar la clínica de Milla 91 porque no estamos a la altura de la enfermedad. Hay un gran número de doctores y enfermeras que han perdido la vida en intentar atender a los enfermos. Es mejor dejarlo en manos de quien esta equipado", nos cuenta la hermana Elisa Padilla, quien se convierte en cronista improvisada de un drama que se desarrolla en cada esquina: "El otro día me decía Maryluz que llego un hombre enfermo y la policía quería investigar pero él se escapo corriendo. Desafortunadamente le dispararon y murió. No se supo si tenía ébola o no… Una vida más que podría haberse salvado", lamenta.
Sierra Leona, aún herida por años de guerra, no posee estructuras preparadas para hacer frente a una crisis de las proporciones de la actual. Es la primera vez que el virus se extiende a las zonas urbanas”, nos cuenta Peter Konteh, director de Cáritas Freetown. Está siendo muy difícil convencer a la gente de que el ébola no es algo mágico ni sobrenatural, sino un virus que mata."
El efecto emocional de la enfermedad sobre la población es enorme. Al dolor que produce la perdida de familiares, hay que sumar el problema añadido que supone el atender al creciente número de huérfanos. Niños que ahora se ven estigmatizados porque sus padres han muerto por la enfermedad. Y las personas que viven en las comunidades en cuarentena se encuentran con carencias importantes de alimentos.
La hermana Elisa lo confirma: "Todas las actividades del país siguen suspendidas. Desde que las escuelas cerraron en julio no han vuelto a abrir para evitar que haya más contagios. Se habla de abrir en enero, pero ni aún así se sabe. Pero tenemos que evitar las salidas lo más que podamos y los lugares donde va mucha gente.
La limitación de movimientos afecta a todos órdenes de la vida y e incrementa la pobreza entre la población, porque el ébola afecta a todo el mundo, no solo a los enfermos, afirma el padre Konteh.
El ébola ta no solo afecta a África, sino que ha cruzado fronteras impulsado por el progreso y la globalización. Ya lo advirtió la periodista congoleña Caddy Adzuba, recientemente galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia: "Si no tenemos cuidado, el ébola es como las llamas de un incendio. El riesgo es que se prenda a todos los continentes si no tenemos cuidado y no aportamos las soluciones que permitan ayudar a todo el mundo; si no miramos las cosas desde occidente para occidente."