A medio camino entre Bruselas y Bolivia, tenemos la ocasión de hablar con Sonia Brito, Diputada Nacional de Bolivia y fundadora de la organización Tijaraipa, con quien hemos puesto en marcha la “Escuela de Líderes Indígenas Nicolasa Noza de Cuvene” en los distritos de Beni y Cochabamba, una escuela educativa y técnico productiva que ha capacitado a más de 800 mujeres.
Está a punto de regresar a Bolivia tras haber participado en Bruselas en un seminario sobre “Empoderamiento económico de las mujeres” pero antes pasa por España y tenemos ocasión de hablar con ella. Es Sonia Brito, Diputada y fundadora de la asociación Tijaraipa, socia local de Manos Unidas en Bolivia.
La pregunta es obligada. Y es que, nos cuenta que ha pasado de ser la directora ejecutiva de la organización Tijaraipa a dedicarse de pleno a la política, primero en 2011 como Viceministra de Defensa de los Derechos del Usuario y el Consumidor (Ministerio de Justicia) y desde hace dos años y hasta 2019, como Diputada uninominal por el Distrito de La Paz, en Bolivia. Su respuesta es un no rotundo.
Tengo convicciones muy fuertes y no pienso desviarme. Soy católica. Tengo una convicción por el Cristo de la Vida, por el Cristo que luchó contra los poderosos y siempre estuvo al lado de los pobres. Voy acorde, tratando de ser coherente, con lo que Jesús nos enseñó y busco eso desde el lugar donde esté: ya sea directora de una ONG, Viceministra o Diputada, o lo que me toque hacer en mi vida…
Y estas convicciones se unen a los valores que le transmitieron sus padres. Unos padres que acaba de perder hace, tan sólo, 3 y 6 meses. Asegura firmemente que siempre va a hacer lo que esté en su mano para ayudar a los más desfavorecidos, para luchar por los derechos humanos y el reconocimiento de la dignidad de cada persona.
Para mi el hecho de que los sectores oprimidos salgan adelante es un tema político. Antes desde la sociedad civil y ahora desde el estado, en realidad tengo la misma meta.
En realidad para Sonia siempre estuvo muy unido porque en los años 90 trabajó como “Coordinadora de Solidaridad con los Pueblos Indígenas” de Tierras bajas de Bolivia.
En aquella época sólo se conocía a los pueblos indígenas, quechuas, aymaras y guaraníes y fuimos de los propulsores de la primera “Marcha Indígena por el territorio y la Dignidad” que recorrió, más de 800 Km. desde el Beni hasta La Paz. Esa marcha logró que el estado de Bolivia y en la Constitución se reconociera los Territorios Indígenas, colectivos y comunitarios.
Y en esa lucha de los pueblos indígenas tuvieron especial presencia las mujeres indígenas, que tradicionalmente iban a buscar la llamada “Loma Santa” (la tierra sin mal). Sonia Brito siempre estuvo cerca de las mujeres y así nació Tijaraipa en el año 2000
Como socióloga estudié mucho las características socioculturales y la cosmovisión indígena amazónica, y así, desde sus propias características se fue organizando Tijaraipa que es la primera organización que apoyó a las mujeres indígenas en la zona del Beni, (Tierras Bajas, Amazonía de Bolivia) las mujeres que estaban más afectadas por la pobreza del país”. De hecho fue “la primera organización que aglutinaba a la Central de Mujeres Indígenas del Beni (CMIB) que se conforma con 14 organizaciones de mujeres de diferentes culturas indígenas.
Y así llegó de manera natural a la política activa, ya que Evo Morales y Sonia se conocieron en esa Gran Marcha y ella le invitó en su momento a que conociera los talleres con las mujeres. Ha formado parte del Comité de Derechos Humanos e Igualdad de Oportunidades y ahora trabaja en un proyecto de “Ley de Despatriarcalización” (dentro del Comité de Justicia al que pertenece) que puede ayudar mucho a las mujeres bolivianas).
Sonia nos hace mucho hincapié en eso de “las mujeres” y en la condición de "plurinacional" de Bolivia. Y es que, Bolivia es muy rica en culturas, tiene hasta 36 culturas. Bromea Sonia cuando dice que en su propia familia se nota esta variedad, ya que ella nació en Cochabamba, está casada con un potosino, tiene dos hijos de 20 y 21 años que nacieron en La Paz.
En Bolivia, los pueblos indígenas, que suponen el 18% de la población, se dividen en dos: andinos (Tierras Altas) y los indígenas de los Llanos Orientales del Noreste y Sudeste (Tierras Bajas). Y en cuanto a número de habitantes, los cinco principales pueblos son: quechuas, aymaras, guaraníes, chiquitanos y mojeños. Pero además, en las Tierras Bajas hay otros 14 pueblos indígenas con sus propias lenguas y culturas.
En el Departamento del Beni (al Noreste del País) la mujer indígena campesina trabaja con su esposo e hijos y es contratada junto con su familia, pero recibiendo un solo salario que le es pagado al hombre y sin recibir las mujeres beneficio social alguno. Los niños, hijos de los trabajadores, no acceden a las escuelas, no tienen atención médica ni acceso a servicios básicos. Desde hace casi dos décadas, las mujeres indígenas del Beni se encuentran organizadas en el ámbito urbano en la Central de Mujeres Indígenas del Beni (CMIB), y también en las Organizaciones Vecinales por el Cambio.
En el Departamento de Cochabamba, en el Centro del país, las mujeres emigrantes quechuas y aymaras, llegadas de Potosí y Oruro se concentran en los cinturones de pobreza de las periferias de las ciudades y se dedican a la recogida de basura, y en algunos casos como empleadas de hogar o en la albañilería. En este departamento, las mujeres campesinas se organizan en la Federación Departamental de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa (FDMCBS).
Y precisamente para ayudar a estas mujeres indígenas más desfavorecidas nació la ’Escuela de Líderes Indígenas Nicolasa Noza de Cuvene’ a través del proyecto “Apoyo a la Escuela de Formación de Mujeres Indígenas y Campesinas” realizado con Manos Unidas que se desarrolló durante tres años (hasta 2013) y con un importe de 149.281 euros.
Las principales dirigentes y líderes que ocupan espacios de toma de decisiones en Bolivia como alcaldesas, concejalas o asambleistas y dirigentes nacionales, han pasado por la escuela, asegura Sonia Brito. Este proyecto tan exitoso se llevó a la zona Andina (quechuas y aymaras, migrantes) y se procuró así reproducir el éxito en esta otra zona, en Cochabamba en los cinturones de pobreza de la ciudad y con mujeres campesinas.
Manos Unidas, - nos asegura Brito- acompañó el proceso en la línea de apoyar el empoderamiento social, político y económico de las mujeres indígenas, para que la escuela no fuera sólo educativa sino “Escuela Educativa y Técnico Productiva” de tejidos y artesanía, trabajando con nuevos diseños, procesos de calidad, promoción y difusión de los nuevos productos en el mercado. Y así, en Beni, se capacitaron cada año a unas 160 mujeres.
Sonia Brito manifiesta la gratitud de Tijaraipa a Manos Unidas porque asegura que:
Normalmente la intervención de las agencias de cooperación en lo referente a la mujer, pocas veces se centra en el liderazgo y en la capacitación y empoderamiento económico de las mujeres. Y este es un proyecto integral, porque se ayuda a las mujeres que viven una realidad muy dura de maltrato, de violaciones, abandono…pero además se les facilita una herramienta económica para que salgan adelante. Esta doble visión es parte de la clave del éxito de los proyectos de Tijaraipa.
El próximo 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra y no podemos dejar de hablar de esta realidad con Sonia Brito. Ella explica que
El gobierno de Bolivia ha roto con anteriores sistemas y plantea una nueva armonía del hombre, de la sociedad, de la comunidad y del estado con la Naturaleza, con la Madre Tierra. De hecho es el primer país que ha hecho aprobar en Naciones Unidas y ha suscrito el convenio internacional de la ONU sobre los Pueblos Indígenas. Declaración universal de los pueblos indígenas.
Bolivia también ha presentado la ”Ley de los derechos de la Madre Tierra”, que como asegura Brito:
Es esencial en el momento que vivimos en el que la naturaleza está sufriendo el castigo y los rigores del hombre y del capitalismo y de la explotación. En la búsqueda de la riqueza se está olvidando que se está socavando el propio país, la casa común en la que vivimos….como dice el Papa Francisco.
Según explica Sonia Brito:
Bolivia es un ejemplo en el modo de entender la riqueza y el desarrollo. Y ahora mismo es el tercer país en crecimiento económico de América Latina tras nacionalizar sus recursos estratégicos como el gas, haciendo que la riqueza que antes estaba en manos de las transnacionales se reparta ahora más en el pueblo y haya elevado así la calidad de vida del pueblo boliviano.
Ella asegura que hay que luchar contra el “capitalismo depredador del planeta” y es que a costa de la riqueza se supedita la muerte, la desertificación de los bosques, los ríos envenenados….y un país no puede explotarse a través de la explotación inmisericorde de los recursos humanos y naturales.
Texto y Entrevista de Marta Isabel González. Fotos en Bolivia: Tijaraipa y Manos Unidas. Foto de Sonia Brito: Marta Isabel González/Manos Unidas e Irene H-Sanjuán/Manos Unidas