Manos Unidas durante los tres años de implantación del proyecto de promoción de la educación y acceso a un sistema propio de financiación ha generado una gran oportunidad para las mujeres y líderes locales de mejora educativa, económica y respeto y conocimiento de derechos humanos. Etiopía es un país que se sitúa en los últimos puestos en cuanto a desarrollo y en los índices más altos de pobreza, debido en gran parte a las sequías recurrentes y la inseguridad alimentaria derivada de las mismas, a los altos niveles de analfabetismo y la inexistencia de garantía de las necesidades básicas relativas al acceso al agua, educación y salud.
Todo ello constituye un impedimento para el desarrollo completo de una vida digna, situación que se acentúa en el caso de la mujer al ser destinataria de numerosas agresiones, humillaciones y restricciones de acceso a la educación, potenciándose la mala situación de la mujer en las zonas rurales.
Este proyecto se ha centrado por ello en el entorno rural, en 9 zonas localizadas dentro del vicariato de Nekemte, buscando su desarrollo económico y social. Para ello, el programa se ha centrado varios pilares de actuación: Programas educativos y formación de líderes, diversificación de las técnicas productivas y potenciación del acceso al agua para combatir la inseguridad alimentaria y la dotación de microcréditos como mecanismo para propiciar la generación de ingresos por parte de la mujer principalmente.
Todo ello se ha desarrollado en un ambiente de sensibilización a toda la comunidad en general y a la formación de grupos de líderes en particular, para lograr la igualdad de género y la defensa y protección de los derechos humanos. Comenzando por una mejora de acceso y gestión del agua potable, en un país donde solo un 50% de la población puede acceder, se ha posibilitado la protección de 21 manantiales y construido 9 pozos, logrando una disminución en trastornos de salud derivados del agua contaminada. Las mujeres, a través de un completo programa de educación, han recibido formación en derechos humanos, alfabetización, matemáticas básicas, ahorro y crédito, cultivo agrícola y violencia de género. Una vez han cumplido al menos 1 año en el programa, se permite el acceso al programa de microcréditos, sin que ello implique abandonar la formación. Los microcréditos siguen el Sistema SILC, sistema de ahorro y crédito en el que cada uno de los grupos formados, 194 en los tres años, son los encargados de crear sus propios estatutos facilitando la coherencia con sus costumbres y el sentimiento de pertenencia al mismo.
Los miembros acceden a una fuente de financiación de la que se sienten parte, al haber contribuido parcialmente con sus ahorros, para poder crear pequeños negocios y gestionar pequeñas inversiones que propicien una mejora de su situación económica. Al estar enfocado a la mujer, lo que no excluye la posibilidad de participación de los hombres, se ha fortalecido su capacidad de generación de ingresos, dando muestra de su importancia para la comunidad y potenciado el respeto de sus derechos.