Sueños y caminos para transformar la realidad de la Amazonía.
Este mediodía se hacía público oficialmente el texto “Querida Amazonía”, la exhortación apostólica fruto del Sínodo para la Amazonía celebrado en Roma el pasado mes de octubre.
“Querida Amazonía” es un documento innovador que nos invita a salvar la Amazonía y todo el planeta en solidaridad y colaboración con todos sus habitantes, llevando a cabo una profunda conversión personal.
Tal y como expresaba Manos Unidas en su valoración post-sinodal, “El Sínodo supuso el inicio de un proceso de conversión, guiada por el Espíritu, para que la Iglesia esté más cerca de los que más sufren los abusos y las violencias, dando a estas comunidades la respuesta de amor del Evangelio. Una respuesta a los problemas reales que se viven en la selva amazónica y en las ciudades de esta región”.
Ahora, con la publicación de “Querida Amazonía”, Francisco, centrándose en la evangelización, aborda la protección de los indígenas y de la naturaleza de esa zona del planeta.
“Con esta Exhortación quiero expresar las resonancias que ha provocado en mí este camino de diálogo y discernimiento (…) Sólo deseo aportar un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas grandes preocupaciones que ya expresé en mis documentos anteriores y que ayude y oriente a una armoniosa, creativa y fructífera recepción de todo el camino sinodal”, explica Francisco en el punto titulado “El sentido de esta exhortación”.
A lo largo de sus más de 80 páginas y 111 puntos, el Pontífice va desgranando los cuatro grandes sueños que la Amazonía le inspira: el social, el cultural, el ecológico y el eclesial. Para, finalmente, alentar “a todos a avanzar en caminos concretos que permitan transformar la realidad de la Amazonía y liberarla de los males que la aquejan”.
Este documento postsinodal respalda el trabajo que muchas organizaciones, entre las que se encuentra Manos Unidas, han venido realizando en la región durante décadas, escuchando la voz y las demandas de los habitantes locales. En ese sentido, nuestro trabajo en la Amazonía brasileña, colombiana, ecuatoriana o peruana se ha ido sustentando en proyectos de apoyo a los procesos de demarcación legal de tierras indígenas (áreas que no pueden ser explotadas por agentes económicos ligados a las industrias extractivas) y protección ante las invasiones de esos mismos agentes, el apoyo a procesos de construcción de autonomía indígena, a la capacitación de asociaciones indígenas en aspectos organizativos y de cabildeo, a la búsqueda de alternativas productivas sostenibles y a la garantía del acceso a servicios públicos de salud y educación a través de la formación de promotores de salud y profesores indígenas.
Dicho trabajo no sería posible, durante todos estos años, sin el acompañamiento de organizaciones, asociaciones, misioneros y misioneras que día a día –soportando duras condiciones de vida y no pocas amenazas y agresiones– conviven con los pueblos indígenas y comparten estrategias para defender y garantizar sus territorios frente a la inseguridad y el peligro que representa el modelo de desarrollo actual, basado en la explotación desenfrenada de recursos naturales. Durante este último año, Manos Unidas ha aprobado 10 proyectos en la Amazonía.
En la rueda de prensa de presentación, que ha sido retransmitida en directo por internet desde Ciudad del Vaticano, han intervenido el secretario general del Sínodo, el cardenal Baldisseri; el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados de la Santa Sede y secretario especial de este Sínodo; el padre Adelson Araújo dos Santos, teólogo y profesor en la Universidad Gregoriana; la hermana Augusta de Oliveira, vicaria general de las Siervas de María Reparadora; el profesor Carlos Nobre, científico; y el obispo de Puerto Maldonado, David Martínez de Aguirre, secretario especial del Sínodo.
Esta exhortación es muy bienvenida en este momento, ya que en 2020 también celebraremos el quinto aniversario de la encíclica Laudato Si, en un año en el que se deberán tomar decisiones cruciales a nivel mundial para erradicar la pobreza y detener el cambio climático. La exhortación nos pone en el camino necesario para lograrlo, comenzando en el Amazonas y proyectando ese cambio en el resto del mundo.