CooperAcción es una ONG constituida por técnicos y profesionales quienes desarrollan su trabajo a través de dos programas: Programa de Derechos Colectivos e Industrias Extractivas (PDCIE) y Programa de Desarrollo Costero (PDC).
Socio local de Manos Unidas en Perú.
En las zonas de trabajo de CooperAccion, principalmente territorios rurales donde viven pueblos indígenas y comunidades campesinas, existe una marcada preocupación por la situación del COVID 19. Por el momento, la expansión del coronavirus en el Perú se da en zonas urbanas y no ha llegado a las zonas rurales. Si esto ocurre, la situación sería sumamente complicada ya que en estas zonas del país casi no existe un sistema de salud que funcione y que pueda hacer frente a la emergencia.
Las comunidades con las que trabajamos han venido redoblando esfuerzos para evitar que el virus llegue a los territorios. Incluso desde antes de la declaratoria de la Emergencia Sanitaria Nacional (DS Nº 044-2020-PCM el 15/03), de manera conjunta con las comunidades decidimos suspender las actividades que estaban planificadas en los territorios, precisamente para preservar la seguridad de las poblaciones e igualmente la de nuestro equipo profesional.
Nos preocupa mucho que el gobierno haya autorizado que las empresas mineras continúen sus actividades, poniendo en riesgo la salud de las poblaciones aledañas y la de los propios trabajadores de las compañías.
En algunas zonas, las comunidades han cerrado el acceso, incluyendo los camiones que transportan mineral. Las organizaciones sociales y las autoridades municipales de Cotabambas se han pronunciado para que las actividades mineras cesen sus operaciones. Empresas como Las Bambas S.A. siguen operando y representan una amenaza para la salud de las comunidades y de sus propios trabajadores.
En Amazonas, donde también trabajamos, el pueblo Awajún ha cerrado su territorio y ha prohibido el transporte fluvial. Existe un temor, totalmente fundado, de que personas extrañas, especialmente que se desplazan desde ciudades, ingresen a las comunidades. Como sabemos, el sistema de salud es sumamente precario en nuestro país y en zonas alejadas es prácticamente inexistente.
«Hasta el momento no se han presentado casos de desabastecimiento de alimentos en los territorios donde trabajamos; los agricultores se encuentran en época de cosecha por lo que se viene fortaleciendo la compra y venta, así como el trueque de productos entre las comunidades. Son los pequeños agricultores los que están permitiendo el abastecimiento de alimentos en los mercados».
Por otro lado, también existe preocupación porque el gobierno ha publicado el Reglamento de la Ley sobre Uso de la Fuerza y se podría producir violación de derechos en el marco de estado de emergencia. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos ha emitido un pronunciamiento sobre la necesidad de velar por la vigencia de los derechos humanos en momentos como el que vivimos.
El trabajo en los territorios (escuelas, talleres, asesorías, actividades de agroecología, asistencias técnicas y acompañamientos a las comunidades en los territorios) se ha visto fuertemente afectado. Por el momento, estas actividades han sido suspendidas en coordinación con las comunidades.
En CooperAcción hemos implementado la modalidad de teletrabajo y estamos avanzando con actividades relacionadas a la formulación de propuestas, metodologías, investigaciones pendientes, entre otras.Todo el personal institucional se encuentra en aislamiento social obligatorio, acatando las normas dadas por el gobierno.
En el caso de Cotabambas, uno de los principales impactos se podría producir por el contagio a nivel comunitario del COVID-19. Están llegando cientos de personas provenientes de ciudades como Cusco que vienen huyendo del contagio, desobedeciendo las normas dictadas por el gobierno. La reacción de las autoridades locales y comunales es el cierre. Sin embargo, no cuentan con el respaldo suficiente para detener esta migración interna.
Respecto al impacto económico de las medidas, las proyecciones son preocupantes, tanto a nivel nacional como en las localidades. A pesar de no haberse presentado casos de desabastecimiento de alimentos en los territorios donde trabajamos, hay problemas con la importación de productos industrializados o que no se producen en la región, como arroz, azúcar, aceite, fideos que, por la cuarentena, han subido considerablemente sus precios.
«Las economías precarias de las comunidades se pueden agravar si la ayuda que el gobierno ha fijado no llega a las zonas rurales del país. Las redes de solidaridad y las economías comunales van a ser vitales frente a la pandemia».
Estamos manteniendo contacto con las organizaciones y comunidades con las que trabajamos y estamos colaborando para que sus demandas y preocupaciones sean visibles y lleguen a las autoridades y a los grandes medios. Ese ha sido el caso de las empresas que decidieron continuar con sus operaciones en los primeros días de la cuarentena, lo que generó preocupación en las comunidades.
Consideramos clave que las comunidades estén adecuadamente informadas. Estamos brindando información sobre el COVID-19, las medidas gubernamentales, los escenarios futuros, para que puedan estar preparados frente a las contingencias mayores.
Desde CooperAcción queremos hacerles llegar toda nuestra solidaridad por la situación que se vive en España. Queremos alentarlos a que se sigan implementando medidas que pongan, por encima del lucro y el dinero, la salud pública, los derechos de las personas, la protección de los sistemas públicos y su personal de salud que está en primera línea. Esta es una gran tarea que tenemos que asumirla de manera conjunta.
De igual manera, queremos expresarles que en estos momentos difíciles nos comprometemos a seguir trabajando con los sectores más desprotegidos y promover el fortalecimiento de los lazos de solidaridad y empatía, sin ningún tipo de discriminación. Se nos viene un duro período de recesión económica que va a afectar a los más vulnerables, a los más pobres, a las mujeres, a los adultos mayores, a los pueblos indígenas de nuestros países.