«Solo dos semanas después de que nos golpeara la tormenta tropical Eta, un nuevo huracán, Iota, nos vuelve a golpear y con más fuerza. Estábamos ya un poco organizados frente a los desastres de Eta y ahora entra este otro…».
«Aún no tenemos noticias de las comunidades pero parece que no hay víctimas humanas. El valor de la vida humana es lo primero. Damos gracias a Dios.
El ciclón ha entrado por el mismo sitio que la otra vez pero su furia ha sido mayor. Me imagino que, a las comunidades rurales que tumbó, ahora las habrá barrido… La comunidad de Bilwi-Puerto Cabezas, que resistió como valiente el día 3, hoy ha sido herida gravemente.
Los albergues están llenos de gente evacuada de comunidades y de familias de Bilwi que hoy no pueden regresar a sus casas y están yéndose a casa de familiares o tienen que permanecer albergadas. Nuestros planes de ayuda tienen que volver al inicio y reorganizarnos. Son muchas casas las que perdieron techo. También nuestro seminario ha sido muy dañado.
La capacidad de sufrimiento de las personas pobres es increíble, como también lo es su capacidad de resiliencia y de solidaridad en estos momentos. Yo decía el domingo que "Dios no guía los huracanes pero sí los corazones". Gracias, Diosito, porque sentimos tu fuerza para no desanimarnos y ayudarnos unos a otros.
La ayuda de Manos Unidas ya no es de emergencia, sino de emergencia-emergencia. Nos tocó esto y, como dicen aquí, ¡ni modo!, a resistir, a rezar y ayudar en lo que se pueda, no hay de otra».
«Poco a poco nos iremos encontrando, solo mirándonos nos diremos todo y nos daremos la mano para levantarnos y seguir caminando» (Padre Javier Pla, Nicaragua).