En Bolivia, colaboramos con las comunidades campesinas para lograr su desarrollo.
En el Departamento de Potosí, situado en el suroeste boliviano, nos encontramos con unos de los proyectos que Manos Unidas, ONG de la Iglesia Católica, está llevando a cabo en la actualidad. Nuestro socio local para esta iniciativa es ACLO, acrónimo de Acción Cultural Loyola, con quien venimos colaborando desde hace más de tres décadas.
El proyecto tiene el propósito de contribuir a la seguridad alimentaria de las comunidades campesinas, gracias a un desarrollo productivo agroecológico y el fortalecimiento de los derechos sociales, económico y político de la población, aspectos que se vieron todos afectados por la irrupción de la pandemia del coronavirus.
Para el desarrollo agroecológico, apoyamos iniciativas dirigidas a empoderar a las mujeres emprendedoras para que generen procesos de autonomía económica, lo que les permitirá ejercer el poder social comunitario en igualdad de condiciones que los hombres.
Mediante estas acciones, el proyecto se convertirá en una realidad:
Recientemente, tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano el proyecto de Manos Unidas con ACLO. De entre la multitud de historias de superación de las que fuimos testigos, queremos compartir contigo las de Miriam y Celia.
Miriam, perteneciente a una comunidad indígena, trabaja con ACLO desde hace 10 años. Antes de que se cruzaran sus caminos, desconocían procesos básicos como el abono de fertilizantes, lo que repercutía en la calidad de su producción
Gracias al apoyo de ACLO y Manos Unidas, ahora saben hacer procedimientos esenciales como podar o poner mallas antigranizo. Eso ha permitido mejorar la producción. Además, ésta es más saludable porque protegen los cultivos del polvo.
El poder acudir a los mercados les ha servido para poder dar salida a los excedentes y generar un ingreso adicional, el cual repercute muy positivamente en el hogar, ya que así pueden hacer frente a necesidades (sanitarias, educativas, etc.) que antes no quedaban cubiertas.
ACLO le ha permitido capacitarse no solamente como mujer sino también como lideresa. Gracias a los cursos de formación, ha aprendido a estar segura de sí misma, cosa que le permite defender mejor sus ideas en las reuniones y no callarse ante las injerencias ajenas.
Celia, de 38 años, vive con su marido y sus 6 hijos en la comunidad de El Palomar, cerca de La Paz, capital de Bolivia. La suya, una historia de lucha y superación, la podrás leer en el siguiente enlace.