Viaje al corazón del hambre

Un relato de nuestro último viaje a Etiopía.

Etiopía - Emergencias - Hambre - Manos Unidas

Tras más de dos años sin viajar a Etiopía a causa de la pandemia de COVID-19, un equipo de Manos Unidas pudo hacerlo hace unos meses para valorar las necesidades de una población que está atravesando uno de los momentos más difíciles de las últimas décadas. 

En los primeros meses de 2022, empezamos a seleccionar, con nuestros socios locales, aquellas zonas de Etiopía en las que pudiéramos transitar sin riesgos. Sabíamos que, a causa de la prolongada guerra en la región septentrional del Tigray, los distintos conflictos étnicos violentos en otras regiones y la situación generada por la pandemia, no nos sería posible acceder a determinadas zonas que sufren limitación de movimiento y que, en el pasado, hubieran sido prioritarias para Manos Unidas. 

Gracias a la información que recibimos de nuestras organizaciones socias, programamos un itinerario de dos semanas que incluía la capital –Addis Abeba– y, dirigiéndonos al sur, Wolisso, Emdibir y Hosanna para, finalmente, regresar vía Meki

Un viaje distinto a todos los anteriores 

En el pasado, siempre hemos sido testigos de la pobreza de buena parte de la población, pero también de los crecientes avances sociales y, en general, de la capacidad de la gente para acceder a una alimentación básica. Nada extraño en un país que, hasta 2019, presentaba el mayor crecimiento económico de todo el África subsahariana.  

 ​​​​Etiopía - Hambre - Manos UnidasNo obstante, sabíamos que ahora la situación era diferente. A los problemas señalados se sumaba la intensa sequía en muchas regiones, entre las que se incluyen las que visitamos. Las instituciones internacionales llevaban avisando, desde hace tiempo, del incremento del hambre en Etiopía, que ya afecta a 20 millones de personas de una población total de 110 millones. 

En los primeros días de nuestro viaje vimos ya el alcance de la sequía. No había llovido durante los últimos dos años y los pronósticos no son optimistas. El campo de las zonas rurales por las que pasamos era de un estremecedor color amarillo. Campos secos, sin cultivos ni pastos para el ganado que, también, es una de las principales víctimas. A lo largo del viaje pudimos ver cómo los animales yacían muertos a ambos lados de la carretera. 

Las instituciones internacionales llevaban avisando, desde hace tiempo, del incremento del hambre en Etiopía, que ya afecta a 20 millones de personas de una población total de 110 millones. 

Imágenes terribles de una tormenta perfecta 

La sequía en sí es suficientemente grave como para causar una situación de hambruna, pero otro factor ha agravado el panorama: la inflación galopante hace casi imposible para gran parte de la población el poder alimentar a sus familias. Los precios han subido drásticamente, en torno al 40 % interanual. Si hace Etiopía - Emergencias - Hambre - Manos Unidas6 meses un huevo costaba 3 o 4 birr, ahora cuesta 10 birr. A esto hay que añadir el incremento de precios por el efecto dominó de la guerra de Ucrania, al igual que la escasez y carestía de la gasolina, lo que complica la distribución de la ayuda internacional

Todo lo que vimos nos impactó mucho emocionalmente… Paramos para conocer a un grupo de mujeres que, apoyadas por el vicariato de Hosanna, había solicitado nuestra contribución para un proyecto que buscaba su empoderamiento a través de la fabricación de jarrones de arcilla. Varias de estas mujeres se levantaron y, desesperadas, nos explicaron la situación límite que viven, sin acceso a alimentos para ellas y sus niños y sin ningún apoyo del gobierno. Nos contaron que ya habían muerto niños por desnutrición y que, sin ayuda urgente, iban a morir más. Constatamos que la ayuda de emergencia debía ser, en estos momentos, una prioridad.  

Después nos internamos aún más en esta zona rural, a más de 30 km de la carretera principal. Allí nos esperaba otro grupo de padres y niños en una situación igualmente desesperada. Vimos sus campos de maíz totalmente secos… y a la gente bebiendo el agua sucia que recogían de un río cercano.  

La acción internacional es necesaria y urgente 

La situación, además de una desnutrición generalizada, provoca el aumento de las enfermedades, el abandono escolar y el desplazamientos de decenas de miles de personas en busca de agua, alimentos y pastos. Se estima que alrededor de siete millones de personas en el sur de Etiopía se despiertan con hambre todos los días. 

Etiopía - Hambre - Manos Unidas El encuentro con los dos grupos de mujeres, hombres y niños hizo que acordáramos con nuestro socio local la preparación inmediata de un proyecto de emergencia destinado a las familias más vulnerables de las dos comunidades. Este proyecto fue presentado incluso antes de que regresáramos a España y ya se encuentra funcionando: más de 1.400 familias –cerca de 10.000 personas– tendrán asegurada la alimentación básica durante un mes y medio, con la esperanza de poder aliviar la situación hasta que llegue la lluvia a la zona. 

Sin duda, pondremos en marcha más proyectos de emergencia en los próximos meses. La situación de hambre en Etiopía es la peor en 40 años y las sequías son cada vez más frecuentes y prolongadas a causa del cambio climático. Las grandes organizaciones internacionales deben también multiplicar lo antes posible sus contribuciones, para evitar los más dramáticos pronósticos que estiman que el hambre en el Cuerno de Africa podría llegar a causar un muerto cada minuto.  

Etiopía - Hambre - Manos Unidas

Las trágicas situaciones descritas son solo una parte de las que presenciamos. Reflejan la gravísima situación que gran parte de la población está viviendo. Pero no podemos cerrar este texto sin mencionar, como contrapeso, la satisfacción de haber podido contrastar los logros conseguidos por muchos proyectos y colaboraciones llevados a cabo por Manos Unidas en los últimos años.

Hablamos de iniciativas que están consiguiendo un efecto directo muy positivo en pequeños núcleos que son una referencia en muchas zonas y donde nos recibieron con alegría y agradecimiento:

El prestigioso hospital de Gambo, aclamado por su servicio materno-infantil y su atención a personas enfermas de lepra; las escuelas y colegios que dan una esperanza a la juventud y a sus familias; los proyectos en apoyo a los refugiados; las clínicas y los equipamientos médicos que están logrando prevenir y curar enfermedades; los pozos de agua limpia que orgullosamente mantienen los beneficiarios; los proyectos de riego que están dando una opción de vida a algunas zonas «privilegiadas»; las escuelas para personas discapacitadas; los orfanatos y casas de acogida donde los niños encuentran una familia.

Queda mucho por hacer, sí, pero lo importante es hacer bien todo lo que podamos

Texto de Jorgen Henrik Steving y Gloria Cavero. Departamento de Proyectos de África.
Este artículo fue publicado originalmente en el nº 219 de la Revista de Manos Unidas

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