La Madre Tierra grita por su supervivencia y, a su grito, se une el de los pobres.
El 22 de abril el mundo conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra. La casa común de todos los seres vivos, maltratada hasta el extremo por la actividad del ser humano, que parece empeñado en destruirla. Porque, como señala Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, «nuestras acciones están destrozando bosques, selvas, tierras agrícolas, humedales, océanos, arrecifes de coral, ríos, mares y lagos».
Y todo ello, a pesar de que de la Madre Tierra, de su cuidado, depende todo lo que mantiene la vida en nuestro planeta: el aire el agua, el suelo fértil…
Y, sin embargo, la Tierra, nuestra casa común, grita por su supervivencia y, a su grito, se une el de los más pobres, cuyo derecho a la alimentación, al acceso al agua o a la salud dependen directamente de la salud de nuestros ecosistemas.
«Los eventos climáticos extremos están afectando la vida de millones de personas sobre todo de las más vulnerables. Los empobrecidos, que tienen menos responsabilidad en el estado actual del planeta, no tienen recursos para defenderse», explica Mª José Hernando, del Departamento de estudios de Manos Unidas.
Por eso, señala Hernando, en el Día de la Madre Tierra desde Manos Unidas, «animamos a promover el cuidado de la naturaleza», algo que la ONG viene haciendo desde su naciemento en 1959, apoyando proyectos de agrocecología, de energía y tecnologías limpias, o de gestión sostenible de recursos hídricos y forestales y promoviendo, especialmente, a las personas más vulnerables, como las mujeres y los niños y niñas.
Porque restaurar los daños causados al planeta, trabajando juntos por la justicia climática, nos ayudará a acabar con el hambre y la pobreza.
En el año 2022, Manos Unidas 2,3 millones de euros a 13 proyectos dedicados a la protección del medioaambiente y a la prevención del cambio climático.