«El dinero de las donaciones sí que llega a Mali»

Manos Unidas - Entrevista con María Ángeles García
María Ángeles García
Hermana de la Congregación de María Inmaculada en Mali

Formada como médico, ingresó en la Congregación de María Inmaculada, a la que conoció en sus años de estudio. En la actualidad, trabaja sin descanso por las niñas y mujeres de Mali.

Entrevista con María Ángeles García

A la hermana María Ángeles García se le iluminan los ojos cuando habla de las alumnas del centro educativo Vicenta María de Ségou, en Mali, uno de los países más pobres del mundo.

A través de Manos Unidas, sus proyectos se han concretado y esta colaboración le permite seguir soñando con un Mali más justo y menos desigual. El éxito de estos proyectos confirma su compromiso con la población maliense.

Son edificios donde se ubican los centros de estudios de educación general, formación sanitaria, corte y confección y hogar, y que han visto mejoradas sus condiciones gracias al apoyo de Manos Unidas desde hace casi 20 años.

«La gente y, sobre todo las niñas, no van a la escuela porque las sacan para que ayuden en las tareas de la casa. También hay muchos casamientos forzados y precoces de niñas. ¿Para qué? Para que los padres puedan tener la dote. Realmente, creo que hay que seguir trabajando para paliar estas desigualdades».

El dinero sí llega

Para poder llevar a cabo su misión, María Ángeles enfatiza que la colaboración junto a Manos Unidas es fundamental:«Es una de las ONG con la que más estamos trabajando. Realmente, el dinero que nos dan llega y con él se construyen (y equipan) escuelas, centros educativos y dispensarios».

Y añade que la ayuda de la organización también pasa por enviar donativos para paliar la hambruna: «Hay mucha hambre en Mali. Cuando la cosecha viene mal, hay hambre. La gente pasa hambre y entonces vienen a pedir. Manos Unidas nos ayuda a distribuir el grano para la gente».

La Hna. García apunta también que en Mali no hacen diferencias entre cristianos, musulmanes o animistas: «Sean lo que sea, se les da y se les da todo lo que Manos Unidas nos da a nosotras, así que muchas gracias».


Algunas de las alumnas más mayores. | Foto: Manos Unidas.

Lamenta que haya personas incrédulas respecto a la utilidad de las donaciones: «Me da mucha pena. Yo doy testimonio. Las aportaciones de Manos Unidas sí llegan».

Manos Unidas apoya, desde 2003, varios proyectos de la Congregación de María Inmaculada en la ciudad de Ségou. Todos ellos se han focalizado en la construcción y equipamiento de centros de formación para mujeres. Y es que Mali, en la zona subsahariana del continente africano, es uno de los países más pobres del mundo. Su población, musulmana en su mayoría, se dedica a la ganadería y a la agricultura de subsistencia.

Como en toda África, las mujeres han tenido muy pocas oportunidades de acudir a la escuela. Sin embargo, cada día son más conscientes de su papel en la sociedad y tienen verdadero interés en alfabetizarse y adquirir una formación que les permita tener un trabajo y ganarse la vida con dignidad.

En el centro de las Hnas. de María Inmaculada, están actualmente funcionando cuatro cursos de alfabetización para estas jóvenes, que dedican las mañanas a la formación teórica y las tardes a trabajos prácticos. Tienen también la escuela de enfermeras con más prestigio de todo Mali, ya que salen con un nivel de preparación superior al de otros centros.

Una escuela reconocida por el Ministerio de Educación

A lo largo de los años, estos proyectos han tenido continuidad con la ampliación de los centros de formación. Y desde 2017 se trabaja en la mejora del derecho a la educación primaria y profesional para mujeres. La dotación económica de este proyecto es de 249.345 € y se sitúa en un barrio urbano de Ségou, donde las religiosas de María Inmaculada gestionan desde 1987 la Escuela Técnica Vicenta María.

Esta escuela, reconocida por el Ministerio de Educación, forma a niñas y mujeres en alfabetización, secundaria, corte y confección y enfermería de primer y segundo ciclo, gozando de una gran reputación a nivel nacional. La propuesta se basa en la posibilidad de garantizar el derecho a una educación primaria de las niñas y mujeres de la ciudad de Ségou.

La escuela Vicenta María tiene también una residencia que acoge a estas jóvenes. Los beneficiarios directos de este proyecto son 647 personas, 438 niñas y jóvenes y 209 hombres.

El proyecto educativo está consolidado con un profesorado cualificado y unos materiales didácticos con un contenido de calidad y adaptado al programa. El proyecto va dirigido a las niñas de edades comprendidas entre los seis a doce años, sobre todo a las más abandonadas y desfavorecidas de la región, aquellas que o bien nunca han accedido a una educación o bien habiendo accedido tuvieron que abandonarla por cargas económicas y familiares.


La hermana posa con algunas de las alumnas. | Foto: Manos Unidas

Las familias de las alumnas beneficiarias son pobres, con muy pocos recursos económicos, generalmente agricultoras con una economía de subsistencia y un promedio de ocho hijos por familia. La escuela en varias ocasiones concede becas a las alumnas para que los padres den el consentimiento para que sus hijas estudien y, en otros casos, para que los maridos permitan que puedan cursar los estudios.

Está claro que cuando se trabaja mano a mano, asoma la esperanza: «Hermana: aquí estamos como si estuviésemos estudiando en España».

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