El 19 % de las personas extremadamente pobres del mundo son indígenas.
Según el Banco Mundial, se estima que hay 476 millones de personas indígenas en todo el mundo. Aunque constituyen solo el 6 % de la población mundial, representan alrededor del 19 % de las personas extremadamente pobres. Su esperanza de vida es hasta 20 años inferior a la de las personas no indígenas a nivel mundial.
En Perú, el pueblo indígena awajún representa una de las comunidades indígenas que, tras años de lucha, ha conseguido grandes avances en sus reivindicaciones.
De la mano de organizaciones como el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica de Perú (CAAAP), Manos Unidas apoya a los awajún en la defensa de su territorio y de sus derechos colectivos, en un contexto en el que su hábitat se encuentra amenazado por la explotación sin consulta previa de los recursos naturales del subsuelo, bosques y ríos.
El camino recorrido ha sido escarpado y hasta la resolución final han tenido que enfrentarse a mil resistencias: intereses económicos por encima de los derechos humanos de las personas, explotación petrolera, minera, maderera o la degradación del medio ambiente del cual depende su supervivencia.
El pueblo awajún siempre quiso alcanzar su ‘tajima pujut’ (buen vivir) y, ahora, cada vez está más cerca. Hace dos años, el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís, conocida como la Nación Wampís, felicitaba al Gobierno Territorial Autónomo Awajún por la constitución de su autogobierno y el nombramiento de sus primeros representantes.
El wampís fue el primer gobierno indígena de Perú con una representación de más de 15.000 personas. Han tardado, pero, al final, estos pueblos indígenas amazónicos han logrado organizarse. Se estima que en la actualidad hay un numeroso grupo de 350.000 individuos awajún-wampís organizados.
A partir de una iniciativa para registrarse en la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos de Perú (SUNARP), en 2015 fueron finalmente reconocidos como nación los wampís y en 2021, los awajún.
Con la aprobación del Estatuto del Gobierno Territorial Autónomo Awajún se da un paso fundamental en la estrategia de los pueblos originarios para recuperar la gobernanza de sus territorios y preservar su identidad cultural. Y todo ello en una región, la Amazonía, que representa el 65 % del territorio peruano y acoge una vasta biodiversidad de flora y fauna, además de otros recursos.
Leslie Villapolo, del CAAAP, comparte, en una entrevista realizada en el Encuentro Panamazónico de Manos Unidas y socios locales de los países que conforman la Amazonía, celebrado el pasado mes de junio en El Coca, Ecuador, que «junto a Manos Unidas estamos acompañando al pueblo awajún en su proceso de gobernanza territorial indígena. Ellos llevan muchísimo tiempo intentando visibilizar cómo gestionan su territorio y desean tener control sobre el mismo para poder asegurar su futuro».
Villapolo enfatiza que «es un trabajo muy importante para acompañar la agenda del Gobierno autónomo awajún con el fin de alcanzar el ‘Tajima Pujut’ o ‘Buen Vivir’». Se trata, en palabras del abogado awajún Gil Inoach, el primer Pamuk o presidente del GTA awajún, «de tener una sola visión en un momento crucial, cuando el territorio, la cultura y la salud indígena se ven amenazados desde varios frentes». Porque, «un pueblo indígena sin territorio es un pueblo indígena inexistente», añade el jurista.
El proyecto se lleva a cabo en las provincias de Bagua y Condorcanqui. La población awajún es el segundo pueblo indígena más numeroso de la Amazonía peruana. Tiene como lengua materna el awajún y como segunda lengua el castellano, sobre todo en las nuevas generaciones. El CAAAP, con el apoyo de nuestra ONG, implementa este proyecto que busca fortalecer las capacidades de negociación e incidencia de las organizaciones indígenas awajún como estrategia para el desarrollo de sus comunidades.
Las acciones benefician a casi 400 personas, entre las que se encuentran líderes mujeres y hombres, así como niñas y niños de las comunidades que están viendo fortalecidas progresivamente sus capacidades para la participación ciudadana, la vigencia y exigibilidad de sus derechos colectivos como pueblos indígenas en aras de mejorar su calidad de vida, en especial frente a los efectos de las actividades extractivas y megaproyectos.
La mayor parte de los proyectos referentes a las poblaciones indígenas que apoya Manos Unidas tienen relación con el derecho y protección de los territorios indígenas en todo lo concerniente con la gobernanza y salvaguarda de los recursos naturales, el hábitat y el medio ambiente. Además, se trabaja por garantizar el derecho a la alimentación, haciendo hincapié en la seguridad y soberanía alimentaria y con el respeto y la protección de los valores, creencias, tradiciones y modelos de producción sostenibles de estas comunidades. El derecho a la salud y a la educación e, incluso, el derecho a evitar el contacto con otras personas en el caso de pueblos aislados de la Amazonía.
En los últimos siete años, la organización ha apoyado directamente a más de medio millón de personas integrantes de pueblos indígenas de todo el mundo, a través de más de 225 proyectos con una inversión de más de 17 millones de euros.