Los desafíos de la pesca artesanal en Mauritania

El sector pesquero en el país africano es un pilar vital de su industria.

Existen varios desafíos que ponen en peligro su sostenibilidad y el bienestar de las comunidades dependientes de ella. 

Mauritania, país entre océano y desierto, dependiente económicamente de la agricultura y la pesca, está marcada por la persistente desigualdad socioeconómica que se refleja en la dispar distribución de recursos y oportunidades. El país cuenta con una alta tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes, y la pobreza afecta ya a casi un tercio de su población. Además, la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación agrava estas condiciones.  

Con el 90 % de las embarcaciones y empleando a tres cuartas partes de los pescadores, la pesca artesanal es fundamental en la seguridad alimentaria, la creación de empleo y los ingresos económicos del país.

Aunque su contribución es significativa, son muchos los problemas que ponen en riesgo a toda la industria. 

Uno de los mayores desafíos es la competencia desleal con flotas pesqueras industriales tanto nacionales como extranjeras que, unido a los efectos del cambio climático, está provocando una disminución alarmante en los recursos pesqueros disponibles en el país. Esta reducción no solo impacta en los ingresos de los pescadores artesanales, sino que también amenaza la seguridad alimentaria de la población que trabaja en sectores dependientes como la industria de la transformación y conservación de alimentos. 


Manos Unidas apoya un proyecto estratégico para formar a los miembros de las asociaciones de pesca artesanal. 

Más problemas para las mujeres 

Dentro de este contexto desafiante, las mujeres en la pesca artesanal se enfrentan a dificultades aún mayores. A pesar de representar el 30 % del personal que se dedica a sectores relacionados con la pesca artesanal, su acceso a recursos, representación y condiciones laborales es limitado, lo cual dificulta su capacidad para contribuir de manera efectiva al sustento de sus familias y comunidades. 

Por si fuera poco, las regulaciones pesqueras ambiguas y la falta de claridad en los procesos burocráticos han dejado a los pescadores artesanales en una posición de máxima vulnerabilidad. La falta de representación efectiva en los órganos de gobernanza pesquera ha supuesto la marginalización de la pesca artesanal en la toma de decisiones, lo que está provocando que se lleguen a acuerdos que pasan por alto sus necesidades y preocupaciones. 


Las mujeres representan el 30 % del personal que se dedica a sectores relacionados con la pesca artesanal, pero su acceso a recursos, representación y condiciones laborales es limitado.

Para abordar estos desafíos, y en línea con la campaña de Manos Unidas que pone el foco en el efecto del ser humano sobre la seguridad alimentaria y los medios de vida, ADEPA (Asociación de África Occidental para el Desarrollo de la Pesca Artesanal), acompañada por nuestra ONG, está implementando un proyecto estratégico para fortalecer la participación de los pescadores artesanales, en especial las mujeres, en la toma de decisiones para garantizar una buena gestión compartida por autoridades y asociaciones vinculadas con la pesca tradicional sostenible. Para ello, se está formando a los miembros de las asociaciones de pesca artesanal y se les brinda apoyo para que se organicen mejor y puedan participar activamente en las decisiones y estrategias de la pesca en Mauritania.  

Es esencial promover políticas inclusivas que aborden las preocupaciones de toda la comunidad involucrada en la pesca artesanal para garantizar un futuro más justo y próspero para todas las comunidades pesqueras en Mauritania.  

La participación de todos los pescadores en la toma de decisiones y el acceso equitativo a recursos y oportunidades son elementos clave para la sostenibilidad de esta industria.                                                                                                                                                                                                                                                                                      

                                                                                                                                                                                                                                                                                           Texto de Jesús Pérez Campos/Departamento de África 

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