La colaboración de Manos Unidas en Timor Oriental, clave para una educación de calidad

Te lo contamos con motivo de la visita del Papa a Timor Oriental. 

Visita del Papa a Timor Oriental. Foto: Manos Unidas/Patricia Garrido

El papa Francisco está ya en Timor Oriental. El pequeño país del sudeste de Asia, independizado de Portugal en 1975 y de Indonesia años después, se convertía, en enero de 2002, en el primer Estado soberano que nacía en el siglo XXI. Y todo, en gran medida, gracias al espaldarazo que la visita del anterior papa, Juan Pablo II, dio a la causa de la independencia.

La visita de Juan Pablo II a Timor, el 12 octubre 1989, hace casi 35 años, supuso un antes y un después en las aspiraciones y en la lucha de los timorenses por conseguir acceder a la independencia, entre otros motivos por ser la Iglesia un organismo internacional con mucha visibilidad.

Timor Oriental/Manos Unidas/Patricia Garrido

 Y esto, explica el padre Juan Ángel Artiles, socio local de Manos Unidas en el país asiático, «les dio (a los timorenses) la oportunidad de abrir una ventana a un escenario desde el que se pudo conocer qué estaba pasando en Timor Leste (Timor Oriental): las inquietudes de la gente, lo que estaban sufriendo, la lucha por conseguir la independencia».

Para Artiles, el contexto de la visita del anterior pontífice es completamente diferente al de ahora.

«Ahora —explica el misionero claretiano español que en estos días está asistiendo como invitado a los actos previstos durante la estancia de Francisco en Timor—, la visita del Papa tiene una perspectiva más pastoral».

Pero, además, como todas las visitas del papa Francisco, el viaje a Timor tendrá muy presente la labor social y el trabajo con los sectores de población más vulnerables. De hecho, el Papa ha visitado en Dili la casa Irmãs Alma, donde la comunidad indonesia de las hermanas Alma acompañan, cuidan y dan oportunidades a niños con distintas capacidades (físicas y mentales). «Aquí nadie sabe cuál es el número de niños y niñas con discapacidad física o psicológica. Y ellas (las hermanas) tratan de hacer frente a la falta de capacidad del Estado para atender a estos pequeños. Por eso el Papa las visita; para apoyarlas», explica el padre Juan Ángel Artiles.

Y, cómo no, en una democracia tan joven, en la que más del 60 % de la población tiene menos de 25 años, la juventud será la gran protagonista de la visita.

Timor Oriental/Manos Unidas/Patricia Garrido

«Aunque Timor es una sola nación, en el país hay como dos mundos muy claros: la capital y sus alrededores y lo que son los otros 13 distritos», expone Artiles. «Se trata de realidades completamente distintas, en muchos sentidos: en la calidad de la educación, en las facilidades para hacer frente a las necesidades más básicas…».

La labor de Manos Unidas: apoyo a la educación 

Lo que hay en la capital no se ve «ni de lejos» en los otros lugares. El distrito de Cova-Lima es de los más alejados geográficamente y en todos los sentidos. Las medias de los estudiantes son de las más bajas del país. «Con nuestras escuelas ofrecemos una formación de calidad a personas que, por vivir donde viven, están «condenadas» a no tenerla. «Y la labor de Manos Unidas, tanto para ayudar a los jóvenes en la formación agrícola como con los ordenadores para la escuela, nos da las facilidades para poder llevar a cabo esa educación de calidad»

Timor Oriental/Manos Unidas/Patricia Garrido

Y como muestra un botón. «Tenemos dos chicas ahora mismo que están en el segundo semestre de sus estudios de primero de ingeniería civil en la universidad de la congregación del Verbo Divino en Kupang, en Indonesia, al otro lado de la isla», anuncia con emoción.

Esto ha sido posible porque estas jóvenes han pasado el test de ingreso en esa universidad, lo cual es un paso importante. «Yo creo que, de Cova-Lima, son las primeras que conozco que lo han hecho», continúa Artiles. A esto hay que añadir que, en diciembre de 2023, en un test que hacen las universidades indonesias para buscar alumnos y ofrecer becas, siete de los alumnos de estos centros consiguieron pasar el test para dos universidades de Yakarta «que son de alto nivel».   

«Esto significa que, gracias a Dios, la escuela está yendo por el camino de la calidad. Nos queda muchísimo por hacer, no estamos ni de lejos en un estándar internacional. Pero estamos saliendo de lo muy oscuro y viendo sombras…».

Y estos chavales están teniendo la oportunidad de ir a universidad que pide un nivel y ellos lo han alcanzado. Aunque todavía son pocos, «esperamos que, cuando la escuela lleve funcionando más tiempo, ese número se incremente».

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