Aprobamos un proyecto de emergencia para paliar los efectos de esta tragedia.
El fuego, que está afectando más de 3,8 millones de hectáreas, ha puesto en jaque, sobre todo, a las comunidades indígenas, campesinas y rurales que asisten a la degradación de la biodiversidad en sus territorios. Además, miles de animales y especies endémicas han muerto.
“Son indescriptibles los problemas y las difíciles circunstancias que vienen atravesando las poblaciones y comunidades afectadas, los bomberos (comunales y voluntarios), los municipios y otros actores con presencia territorial. La declaración de emergencia nacional y la llegada de ayuda internacional son pasos importantes, pero aún se requiere una coordinación más efectiva entre los distintos niveles de gobierno para atender no solo la extinción del fuego, sino también las necesidades urgentes de las poblaciones afectadas y los múltiples efectos qué resultan del desastre ambiental registrado”, explica Marcelo Arandia, director de CIPCA, Santa Cruz.
Y es que la falta de recursos técnicos y económicos, el cansancio del personal de bomberos y la creciente contaminación ambiental agravan una crisis que sigue en expansión. Será imprescindible trabajar hacia adelante en los territorios impactados, avanzando en el diseño y consolidación de un Plan de Restauración que aporte a la reposición de los medios de vida de las familias afectadas que, en el mediano plazo, atravesarán severas condiciones de inseguridad alimentaria y falta de acceso a agua para el consumo humano y producción agropecuaria.
Este año, entre enero y septiembre, ya se han registrado 65.525 focos de calor en territorios indígenas. A principios de este mes hubo 151.531 focos activos en todo el territorio nacional.
Apoyo a nuestro socio local
Manos Unidas ha aprobado una intervención de la emergencia en los municipios de Concepción y San Ignacio de Velasco de la zona de Chiquitanía, y en el municipio de Urubichá de la zona sur de la Amazonía.
El proyecto tiene como objetivo mejorar el acceso de familias indígenas al agua potable, seguridad alimentaria, con semillas para cultivos y recuperación de medios de vida, además de fortalecer la respuesta y control de incendios forestales, con equipos para la mitigación de fuego en comunidades indígenas de Urubichá, Concepción y San Ignacio de Velasco impactadas por la prevalencia de incendios forestales. La recuperación de tierras agrícolas y la reforestación permitirán a las comunidades retomar actividades económicas esenciales, como la agricultura y la recolección de productos forestales. La dotación de equipos adecuados y recursos para la mitigación de incendios mejorará la capacidad de las comunidades para responder eficazmente a futuros incendios forestales, reduciendo su impacto y protegiendo sus territorios.
Manos Unidas, junto a CIPCA, lleva años apoyando proyectos de desarrollo en el departamento de Santa Cruz. Éste se ubica en uno de los ecosistemas más vulnerables de Bolivia como es el Bosque Seco Chiquitano, caracterizado por una alta presencia de población indígena.
El clima seco de la zona se ha ido agravando por los efectos de la crisis climática. El medioambiente en la Chiquitanía es continuamente amenazado por la prevalencia de incendios forestales como los actuales, a lo que se suma la continua deforestación y pérdida de cobertura boscosa.
El proyecto de desarrollo, que se enmarca, entre otros, en el ODS 13 de Lucha contra el cambio climático, beneficia directamente a 258 familias, 1.032 personas pertenecientes a 14 comunidades de los dos municipios mencionados. Hoy, toda esta gente ve amenazadas sus vidas por esta nueva tragedia ambiental.