La hambruna en Gaza hace imperativo un alto el fuego inmediato y permanente.
Como organización que basa su existencia en la defensa de los derechos humanos y en la lucha contra el hambre y sus causas, Manos Unidas no puede permitir ni normalizar que se utilice el hambre como arma de guerra. Es un recurso cruel e inhumano que condena a muerte o a tener secuelas de por vida a la población civil más vulnerable.
Más del 20 % de la población gazatí se encuentra en situación extrema de inseguridad alimentaria, ya que carece de acceso suficiente a alimentos para sobrevivir, y se considera que esta realidad va a empeorar. Hogares enteros sobreviven sin comida durante días, niños mueren de desnutrición y los más vulnerables —ancianos, mujeres, personas con discapacidad— quedan sin protección ni acceso a lo básico para vivir.
Manos Unidas pide el fin de la utilización del hambre como arma de guerra en Gaza, y que la paz y el derecho a la vida se abran paso en una tierra duramente castigada.
