Desde hace meses, Manos Unidas viene denunciando que el hambre crónica está haciendo mella en el sur de Asia. Un informe publicado por UNICEF a primeros de junio corrobora estas noticias: en los últimos dos años se ha incrementado en más de 100 millones el número de personas que pasan hambre en una región que incluye países como Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka, Bután y las Maldivas, según.
Se trata de las peores cifras de los últimos cuarenta años, que vienen empujadas por una desaceleración del crecimiento económico desde el 10 por ciento en 2005-07 hasta el 3,6 por ciento previsto para 2009, que –aunque preocupante- no alcanza los niveles del resto del mundo.
El informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia no deja lugar a dudas: “Sin una urgente e inclusiva respuesta gubernamental, los pobres del sur de Asia -casi el 20% de la población mundial- van a sumirse aún más en la pobreza y la malnutrición, con consecuencias negativas para el crecimiento y desarrollo de la región y el mundo". “Estamos al borde de la catástrofe”.
Los pobres son los más afectados ante el aumento de precios por la crisis de los productos de alimentación (arroz, maíz, trigo…) porque gastan del 60% al 70% de sus ingresos en comida. De entre éstos, los niños y las mujeres, tanto de las ciudades como del campo son “los más golpeados”.